Corria el año 2006 (como corrigio go) y la Fierro comenzaba abrir la cancha de la historieta nacional en los grandes medios (siguiendo el camino de la malograda Virus de perfil, pero con mejor material y mas chapa). Mezcla eclectica de estilos, de glorias pasadas y de nuevas promesas, se abrian las paginas de la "historieta argentina" en las excitadas manos de los comiqueros argentinos, que tras un largo tiempo de sufrimiento se encontraban con este producto con ecos de "clasico".
Como siempre no toda la revista es para todo el mundo, y para mi gusto hubo dos o tres desaciertos si, algun garron tambien, pero tambien dio a luz sus joyitas. Asi fue como vimos Fantagas, obra magna de Nine, por primera vez en nuestro pais y a un precio accesible. O redescubrimos a Minaverry, que despues de Daigar mostro que un artista puede superarse a si mismo.
Y tuvimos a De Santis, señor que no hace muchas historietas ( no se lo puede considerar un guionista de historietas como Trillo) pero que cuando agarra el plumin le pasa el trapo al mejor y nos enseña que no todo esta dicho aun.
Junto a Juan Sáenz Valiente, la dupla marco un nuevo rumbo que seria imitado, emulado y copiado por muchos en los años venideros. Con un estilo propio rompieron el que fuera el gran paradigma del comic argentino, pegado eternamente a las sombras y luces de Mort cinder, o al dibujo hiperrealista de Solano Lopez.
Estaban haciendo una historia inteligente, cinica, a color y con un estilo que recordaba mas a la animacion que a Muñoz y Sampayo. Se rompia asi el blanco y negro que habia sido el bastion de los artistas argentinos durante decadas y se abordaba el genero con sangre nueva y tecnicas frescas.
La historia mezcla la sordidez del policial clasico con el espiritu naif de las fabulas. Ambientada en una Buenos Aires de los ´50, el protagonista es el enigmatico Señor Arenas, un hipnotizador que fue hipnotizado y maldito, que termina cayendo en la pension/hotel de barrio de mala muerte, llamado Las Violetas y atendido su propio dueño, un viejito regordete que trata a toda costa de humanizar al taciturno hipnotizador.
Y es que el señor Arenas es un hombre que ya no duerme... le han robado el sueño literalmente y tambien por una mujer, pero de otra forma.
La dinamica entre el señor arenas y el el dueño del hotel nos recuerda a la relacion que tienen Sherlock Holmes y Watson. Es el viejo el que hace las preguntas desde su humilde personalidad (no necesariamente intelecto) mientras que le toca al hipnotizador explicar que es lo que pasa.
Dividido en capitulos, las aventuras de Arenas van desde resolver casos ajenos relacionados con su profesion (hipnotizador) hasta su propio caso, descubrir como deshacersu maldicion y castigar al culpable.
La historia fue serializada hasta el numero 33 de la revista Fierro, en la que el propio hipnotizador lograba llegar a un desenlace sobre su exasperante situacion.
De Santis cerraba asi una nueva obra prolija y entretenida en su haber, y Saenz Valiente entraba al panteon de la gloria de la nueva camada de dibujantes argentinos, que poco y nada a sabido aprovechar desde entonces, carente del impulso quizas que le diera Trillo con Sarna o el encanto de De Santis...
No es el trabajo mas brillante de De Santis (que por fin logra despegarse de la narrativa adolecente), pero la combinacion con Saenz Valiente es lo que nos deja una obra impresindible de la historieta argentina del SXXI.
Como todo final feliz para una edicion, la historia, al igual que las otras que merecian la pena, fue recopilada en un solo libro y editada en francia por Casterman el año pasado.
En la argentina tuvimos que esperar un poquito mas, pero finalmente la editorial Random House (sello de Sudamericana) publicara su version en castellano. El libro cuenta con 72 paginas y supongo que saldra publicado en el mismo formato que el Sindrome de Gustavino (obra de Trillo y Varela). DEberia andar alrededor de los 40/50 pesos, y si, seguramente la comprare para inmortalizarla con mucho cariño en mi biblioteca.