Ghosted la vendieron como una especie de "Ocean Eleven se encuentra con Amityville". Pero la historia va un poco mas alla, y trata de repensar desde otro lado los clasicos del terror.
El protagonista de la historia es Jackson Winter, una mente maestra a la hora de organizar grandes robos que ha caido en desgracia luego de que un asalto a un casino terminara de la peor manera posible, con su equipo muerto.
Preso, sin demasiadas expectativas de una vida saludable, el destino le tira la mano una vez mas, al ponerlo en contacto con un antiguo coleccionista que quiere contratarlo para que haga lo que mejor sabe hacer: ROBAR.
Pero claro, no todo es facil en la vida, y lo que le piden que robe es nada mas ni nada menos que un fantasma, para lo que tiene que meterse en una casa embrujada.
Joshua Williamson se la juega y revitaliza el genero con escenas y dialogos extraordinarios (sobre todos los de Jackson y la guardaespaldas de su misterioso cliente) y los personajes son de lo mas variopinto.
Hace un poco de agua al meterse con el mundo sobrenatural, ya que arranca muy bien delimitando reglas pero que luego se van volviendo difusas y no terminan de fortalecer la accion de la historia. Pero no todos son Joe Hill y no todos la tienen tan clara como en Locke and Key.
Lo que levanta la bara y hay que ser honestos es la estrella de la historia es el arte de Goran Sudzuka, que combina su linea limpia con un entintado sucio que aporta esa atmosfera de suspenso y terror que tan bien le salia a Scooby Doo. Porque al final, mas que un Ocean Eleven es un capitulo de Scooby Doo pero con goro, sexo y tripas.
Un resultado nada despreciable para una primera historia.