Lo que no está sobreviviendo demasiado bien es el papel donde está impresa la historieta. Tenía los ejemplares guardados en una caja, preservados de todo contacto con la luz, el aire, los ácidos que desprende la carne humana, etc., y en sólo un par de meses de uso están prácticamente desintegrándose. Mi “Plan B” es tal vez encuadernarlos, pero descarté cualquier intento de preservación en folios u otro tipo de elemento aislante. Porque no nos tenemos que olvidar de la fortaleza máxima de la historieta: su condición de arte menor, de hija boba, de literatura descartable.
Ahhh, no te confundas, no te cambio media biblioteca de Babel por una tira de Charlie Brown o dos páginas del Corto Maltés, lo que estoy diciendo es que la historieta nació plebeya, proletaria y portuaria, y morirá plebeya, proletaria y portuaria, que debe rechazar con furia las tentaciones de ser elevada de categoría, de figurar en bibliotecas, enciclopedias, universidades, exposiciones (aunque nos juntemos en el Recoleta a fingir que podemos leer algo colgado en una pared) y otros regazos de mamá para artistas inseguros. Sólo con conciencia de arte menor y palurdo, en papel de mierda y efímero, la historieta brilla, arrasa y les rompe el culo a todos, como el flamenco debe escucharse en un barcito con gente hacinada y ebria de vino y jamón y no en un teatro para doscientas mil personas, y un choripán debe comerse en la calle y caminando, no en vajilla de porcelana y un “weblog” en la oficina mientras fingís escuchar las instrucciones del jefe, no en un compilado de Editorial La Cachucha (por supuesto que no me refiero a ud., Sr. Editor que me hizo una jugosa propuesta.
Este caso sería una excepción. Gracias, siga leyendo). Cada cosa en su lugar. El papel satinado y con brillito no hace más que ponerla en ridículo y aprisionarla con un chaleco de fuerza, como disfrazar con smoking y sombrerito a un boxeador de raza. Así que no, renuncié a mis sueños de preservar mis Pequeñas Lulú, ed. Novaro de 1962 a 1978 para el resto de la eternidad; Lulú morirá peleando, despedazándose luego de cada lectura o de caer en manos de mi nene más chico, y lo bien que hace, porque ¿sabés? ¡Vos también te vas a morir, sí, vos, vos, vos, vos, vos, vos, vos, vos, vos, vos, vos, vos, VOS!!!
SAQUENLE LA EFEDRINA!!!