Entrevista con Carlos Nine




Este fin de Semana salio en el suplemento cultura del diario Argentino La Nación, un par de notas muy interesantes dedicadas a la historieta, y principalmente al lugar que ocupa la ilustración en el mercado del arte.

El titulo de tapa es "La línea que narra" por Laura Linares y dice:

"Es la hora de los ilustradores. Los coleccionistas están comprando por sumas asombrosas los originales de las páginas que poblaron de fantasmas y paisajes imaginarios los libros del pasado. Ese hecho muestra la revalorización estética de un género que, ahora, es apreciado por el mercado


De Hugo Pratt dicen que Eco dijo

El riesgo es que alguien, fascinado por las imágenes prodigiosas de esta exposición, admita que Pratt fue un gran artista sólo porque fue un buen pintor, y casi a pesar de su militancia en el universo del cómic. Sin embargo, Pratt ha sido un grande sobre todo como narrador, en el formato historieta [...], a pesar de que muchos sigan pensando que estas publicaciones son una categoría menor del arte. Fue un genial narrador verbovisual.


La verdad es que le articulo es un recorrido sin mucho conocimiento de las historietas, mas desde un enfoque social que otra cosa. Le falto para mi gusto quizás un par de casos mas puntuales, que disparen esta apreciación, o al contrario un enfoque mas teórico que justifique la nota.

La segunda parte de la nota es una entrevista al legendario Carlos Nine, autor colosal de la acuarela que es reconocido en estas pampas por ilustrar los libros de Dolina, o Fantagas en la Fierro.

A continuación copio las partes que mas me gustaron. Por cierto, esta segunda parte si cumple todas las expectativas de la nota principal.

Supongo que porque quienes exponen ahora en las galerías de arte no hacen pintura. Lo que quiere el coleccionista es un objeto pintado y no hay; hay instalaciones, performances . ¿Y dónde se concentran los que saben dibujar? En la gráfica y en la historieta.


A mí solía indignarme el hecho de que, habiendo tenido todos en la infancia una primera educación artística a través de la gráfica de las revistas, después pretendieran argüir que eran experiencias de bajo nivel. Cuando yo era chico, heredé la colección de la revista Caras y Caretas que fue de mi abuelo, y allí estaban Zavattaro, Alonso, Giménez, Málaga, Grenet, Sirio. Hoy casi nadie los conoce, pero comparados con esos artistas, los pintores de galería siempre me parecieron colegialas desorientadas a la pesca de un novio.


Para mí, el placer más grande es que lo que hago se reproduce por miles, y que lo ve cualquiera, no el coleccionista. Ahora se introdujo el tema del coleccionismo -que compra originales que ya se imprimieron-, pero antes tu aspiración era exponer en el quiosco. ¿Cuál era tu galería? El quiosco.


Una vez elegido el lenguaje, ¿el asunto es la técnica?

-Esa es una búsqueda. La formación académica no tiene nada que ver con el talento, pero allí se obtiene una destreza en el manejo de las herramientas que permite ensayar opciones. Yo empecé con la acuarela, una de las técnicas que más amo, por un encuentro fortuito con un libro de Edmund Dulac, en la vidriera de una librería.


En una historieta del Corto Maltés , Hugo Pratt quiere describir que el Corto está en una playa, solo en la vida y se pone a mirar las sombras de las ondas del agua sobre la arena: llenó dos páginas maravillosas, en blanco y negro, sólo con óvalos negros que se mueven. Ahí no hay nada que decir. Es lo que lo volvía loco al Negro Fontanarrosa con respecto a Pratt. Veías la ondulación del mar. Si te concentrabas un poco, hasta escuchabas el ruidito del agua, la playa; por ahí él suspendía los cuadros y mostraba una gaviota, sólo eso. Después venía la parte en la que el Corto habla y habla con una gitana, ahí está la palabra, y el dibujo es sólo funcional.


-¿Cómo se hace cuando no hay coincidencia?

-Yo invento. Muchas veces me dicen otros ilustradores: "Vos debés de tener una gran documentación". No tengo la menor documentación, y lo que menos haría sería documentarme. Todo se puede inventar: un samurái, la Edad Media... Es tu samurái, tu Edad Media.



El resto de la entrevista esta muy buena y se las recomiendo. Pueden leerla clickeando aquí.