Entrevista a Alan Moore en Pagina 12




El Domigo 1 de Marzo salio publicada en Pagina 12 una notca del mitico Alan Moore en el suplemento Radar de Pagina 12. La nota la firma Mariana Enriquez y la verdad es que tiene algunas partes bastante buenas. Sobre todo para aquellos que no pudieron leer la entrevista publicada en Wired, asi que aprovechen la oportunidad!!!


"Y eso que él podría reclamar conjuros, porque a los 40 años decidió, después de años de investigaciones, convertirse en mago. “No quería tener una crisis de mediana edad convencional, quería volverme loco. Así que les avisé a mis amigos acerca de mi dedicación a la magia. Ellos no se sorprendieron.” Ni mucho menos. Su íntimo, el escritor Iain Sinclair, lo declaró “el hombre más cuerdo de Inglaterra”. Y cuando se escucha a Moore explicar la magia, es posible estar de acuerdo con Sinclair: “En las primeras referencias, la magia se llamaba ‘el arte’ y creo que esto es literal. Creo que la magia es arte, y que el arte, sea la escritura, la música, la escultura o cualquier forma, es literalmente mágico. El arte es, como la magia, la ciencia de manipular símbolos, palabras o imágenes para conseguir un cambio en las conciencias. ‘To cast a spell’ (hacer un hechizo) es simplemente to spell (deletrear), manipular palabras. ‘Grimorio’ es una forma más elegante de decir ‘gramática’. El paganismo es como el alfabeto. Cada dios es una letra que da más posibilidades. Mientras que el monoteísmo es una vocal: la espiritualidad reducida a una sola nota”. Cree, además, que sería bueno retomar la función que tenía el artista en los tiempos de la magia: “Un bardo te mataba con una sátira. Los escritores y la gente que tenía dominio de las palabras era respetada y temida porque manipulaban magia. Con el tiempo, los artistas han aceptado la creencia establecida de que el arte, la escritura, son sólo formas de entretenimiento. No se las ve como transformadoras, como fuerzas que pueden cambiar a un ser humano o que pueden cambiar a la sociedad. Son vistas como cosas con las que podés llenar media hora mientras esperás la muerte”.


Moore es categórico. “Odio a la industria del cine –dice–. Si hago un mal comic, no cuesta cientos de millones de dólares, que es el presupuesto de un país emergente de Africa. Es dinero que podría haber sido destinado a aliviar algo del inmenso sufrimiento que vive el mundo y sin embargo se destina a darles a adolescentes occidentales aburridos, apáticos, perezosos e indiferentes otra manera de matar 90 minutos de sus interminables vidas sin sentido.” Odiar el cine es, claro, una toma de posición mucho más que un gusto o disgusto personal. Así, le decía a la revista Salon.com: “Ronald Reagan es un hombre cuya respuesta a la epidemia del sida fue probablemente responsable de cientos de miles de muertes en todo el mundo. Fue alguien que creó a Saddam Hussein y Osama Bin Laden, o al menos puso en funcionamiento las políticas que iban a crearlos. Fue el arquitecto de mucha de la desgracia actual del mundo. ¿Y por qué lo elegimos? Porque había estado en muchas películas que nos gustaron. Creímos que era un hombre honorable porque hacía de hombre honorable en las películas”.


"Es que también detesta al cine porque, siente, le está quitando independencia y vida propia al comic, a esas revistas que lo salvaron en su juventud desangelada. Explica: “Fue Will Eisner el que trajo al comic la mirada del cine, en los ’40, después de ver El ciudadano miles de veces y de transferir el estilo visual y la manera de hacer las transiciones a las páginas de The Spirit. Pero, con lo mucho que admiro a Eisner, creo que mantener esa aproximación en la historia reciente ha hecho más mal que bien. Si uno ve a los comics como a un pariente pobre de las películas, se queda con una película que no se mueve, no tiene banda de sonido y no tiene a una estrella en el papel principal. Además, hoy existen tres o cuatro compañías cuyo único propósito es hacer storyboards, no comics. Puede que la única razón por la que existe ahora la industria del comic sea ésta: crear personajes para películas, juegos y otro tipo de merchandising. Los comics son como franquicias que puede explotar la industria del cine. Y los comics no se merecen ese lugar, esa esclavitud”.