Pablo De Santis: El Enigma de Paris


No solo de comics vive el hombre!!! Tambien hay que cultivar el espiritu con otras delicias de la literatura.

Asi que aprovechando esa hora y media que pierdo de mi vida ida y vuelta gracias a los arreglos de macri que cortan todas las calles cuando voy al trabajo, estoy en una racha de lo mas productiva a la hora de leer.

Asi que hoy les cuento mi ultima lectura, que no es nada mas ni nada menos que "el enigma de Paris " de Pablo De Santis, autor que esta muy vinculado con el mundo de la historieta argentina.

¿A alguno le suena la Fierro y su tira el Hipnotizador?

Llegue al libro recomendado por Carlos Trillo, asi que le tenia muchas expectativas. A 15 dias de haberlo comenzado a leer, puedo decir que no me ha defraudado en lo mas minimo.

De Santis escribe con un vocabulario sencillo, oraciones simples, pero que reflejan en el fondo una gran profundidad. Todos los comentarios se retrucan , todas las cosas tienen doble lectura, lo que lo hace un libro tanto para chicos de 15 años, hasta para Grandulones que quieren develar un enigma.

Y no , no tiene un pedo que ver con esa basofia del Codigo Davinci. Este es un libro de verdad, uno bien escrito con historias y personajes solidos. Asi que olvidense de las semejanzas.

El protagonista del Libro es Sigmundo Salvatrio, un adolecente (no dicen la edad, pero uno se imagina que anda alrededor de los 16 años o un poquito menos) hijo de Zapateros que vive en la Buenos Aires de Principios del Siglo XIX.

El muchacho es un joven normal, que un dia se entera que uno de los mas prestigiosos detectives del mundo abrira una academia, dicen, para preparar a su futuro Adlatere, ayudante.

De ahi en mas la historia va tomando giros inesperados, que nos terminan transportando a Paris, en el marco de la Gran Exposicion Mundial.

Una telon de fondo como la exposicion y la construccion de la Torre Eiffel, encorseta lo que es un juego de referencias que mezclan el policial negro con la filosofia griega e incluso las logias masonicas.
El libro, que no es mas que la concrecion de la fantasia de un joven en convertirse en lo que mas admira, es por un lado una lectura juvenil, pero por el otro es un desafio a todo el genero policial del propio autor.

En el sitio Letras Libres, nombran una tal regla de Knox que De Santis quebranta una por una, sin desvirtuar el genero y haciendo una creacion fresca como pocas.

Copio un parrafo que me parecio interesante:


En los años veinte, casi ochenta años después de la primera aparición literaria
de un crimen a puerta cerrada, Ronald A. Knox reunió las reglas ya comunes al
género policial en diez mandamientos. En su lista figuran mandatos tan dispares
como “No se permitirá más de un cuarto o pasadizo secreto”, “El detective nunca
cometerá el crimen”, o “No figurará ningún chinaman en la historia”. La lista de
Knox parecía tan arbitraria en la teoría como resultó funcional en la práctica.
Hoy, casi ochenta años más tarde, se siguen obedeciendo –casi al pie de la
letra– las consignas de Knox. Al menos, en la nueva novela de Pablo de Santis,
El enigma de París (Premio Planeta-Casamérica 2007), se respetan todas las
reglas salvo tres: sus detectives son los asesinos, aparecen no uno, sino dos
chinamen, y el Watson de la historia es al mismo tiempo el Holmes.


La novela es entonces un cumulo de estereotipos, de personajes sacados de todo el mundo que hacen una autocritica respecto a sus propios generos.

Y la aventura tiene magia, tiene romance, tiene accion y una profundidad, vuelvo a repetir, que satisface hasta los mas exquisitos.

Para terminar saco una entrevista publicada en casaamerica con el propio De Santis, cuando gano el premio Planeta.



Porque la lectura comienza con una especie de esperanza frente a los libros, que
siempre se mantiene.

¿Esperanza de qué?

De ser ilustrados, de ser conmovidos y de ser satisfechos, que muchas veces es superior a los libros que uno tiene en la mano. Yo creo que uno siempre se acerca a los libros buscando algo que no leyó antes. Uno nunca pierde la esperanza de ser sorprendido. En ese sentido, los lectores adultos son más audaces que los chicos. Porque los más chicos aman la repetición: quieren leer una y mil veces el cuento que los atrapó. El lector adulto, en cambio, es un permanente insatisfecho; está a la
caza de una historia novedosa y desconocida. Solemos decirnos: “he leído todo,
¿qué podrá ser inaugural para mí? Porque, cuanto más leemos, más nos saturamos.
Quiero decir que ese exceso de experiencia, en el fondo, es contraproducente,
porque nos hace conscientes de que hemos perdido la inocencia frente al placer
de la lectura.